Es bien sabido, por los profesionales de publicidad y por mí, que un recurso sencillo y eficaz para conseguir sacar una emoción en el público, es el uso de bebés y de perros. De ahí que haya tantas campañas de productos muy dispares donde nos encontramos con estos pintorescos protagonistas.
A la gente le gustan los bebés (los de otros), y a mucha gente le gustan los perros (tiene que haber de todo en el mundo), y este hecho es usado por la publicidad para vender cualquier tipo de producto.
De hecho hace tiempo, salió una campaña cojonuda que apoyaba, de forma satírica, esta teoría (mejor dicho esta teoría apoya esa campaña) y sobre la que hoy, voy a desvariar:
A mi personalmente me gustan los bebés (los de otros) pero no me gustan los perros (como ya comenté con anterioridad “Véase referencia Colonoscopia - Perro”). Pero aún así, no puedo mostrar más admiración por esta campaña.
Otra forma de utilizar a los bebés es con fines caritativos. El bebé común es la figura más indefensa e inútil que existe. Cualquier bebé, ya sea un bebé chimpancé, bebé cebra, bebé león o una Bebe, sin tilde y que se dedique a sacar discos lamentables (aunque, puntualizar, que este caso, incentiva más el instinto destructivo que el proteccionista).
Pero ¿qué puede dar más pena y hacer aflorar más nuestro instinto de protección que el bebé común?
El bebé Ñu.
Es vox pópuli que, el animal más gafado de la tierra y que más pena da… es el ñu. Da igual de que sea un documental: de tigres, de cocodrilos, de amapolas silvestres o de los misterios del universo que al final de este, han muerto, como mínimo, entre 10 y 12 ñus.
Es cierto, que a la mayoría de la gente que se muera un Ñu se la pela, puesto que si unimos el hecho de que ni Dios sabe nada de este animal, con el hecho de que los Ñus mataron a Mufasa, pues es normal la indiferencia popular ante la masacre que vive esta especie.
Por eso, hoy propongo una campaña de concienciación y solidaridad con los ñus. Y saco a la palestra al heredero del bebé que ladra: El Bebé Ñu.
“Ante el bebé Ñu… abre tu corazón, no tu boca.”