
Hoy no voy a comentar ninguna campaña en particular, no voy a describir los pros y los contras que observo en la redacción de un anuncio, no voy criticar la dirección de arte ni voy ensalzar un concepto creativo. No encontraréis ningún chiste ni ninguna ocurrencia en todo el post, puesto que desgraciadamente la esencia de hoy no tiene ninguna gracia.
Hoy voy a hablar de una campaña general y necesaria, muy necesaria. Una campaña donde lo importante es el mensaje y sólo el mensaje. Da igual cómo se comunique, dan igual las formas, la creatividad, los soportes… da igual todo, mientras llegue el mensaje.
Hoy se celebra el día mundial contra la violencia machista. Es un día extraño, un día que no debería de existir pero que por desgracia debe existir. Un día por y para las valientes que están sometidas por cobardes el resto del año. Es un día para sentirse orgulloso pero que a mí, como hombre, sólo me produce vergüenza. Es un día donde todas las mujeres y todos los hombres debemos gritar por aquellas que no pueden… que callan siempre.
Hoy es un día triste que trata de convertirse en feliz. Y ahí es donde radica la mayor contradicción de este día, puesto que nunca será un día feliz hasta que no sea necesario que exista.
Hoy es un día para comunicar un mensaje tan obvio y básico que yo personalmente nunca llegaré a comprender, y mucho menos a tolerar, a quién no lo entienda o no lo comparta:
No dañes a la persona que más has querido en tu vida. Sólo eso y todo eso.
Bravo por todas las mujeres que se atrevieron a denunciar la violencia machista, bravo por todas y todos los que luchan para acabar con esta lacra y ánimo a las que aún viven bajo este horror.
Ánimo y valentía para que algún día, esperemos que cercano, puedan vivir libres, felices y tranquilas.
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